Silencio

Calma en movimiento

Hace unos días, en un programa de radio de la madrugada, estaban hablando sobre el silencio. Las personas que participaban hablaban de la importancia del silencio, del espacio entre pensamientos, del aquietamiento de la mente. Algunas sentían la falta de silencio y recalcaban la dificultad de vivir en un mundo ruidoso y con una mente ruidosa. Y de repente me vino la siguiente reflexión que os comparto hoy:

Una de las maravillas de atmósfera terrestre es el permitir la propagación de ondas. El sonido, tal y como lo conocemos ocurre por las propias características de nuestro planeta. Nada suena en el vacío. Por lo tanto, la vida suena.

Nuestra mente concreta, acostumbrada a percibir lo que hay, entiende el silencio como ausencia de sonido, el que está dentro y fuera de nuestra cabeza. ¡Sin embargo la vida suena porque se mueve! Así es fácil frustrarnos por no encontrar el silencio.

Entonces, ¿qué es el silencio? Es una actitud de total apertura, de total observación. Es cuando tu mente para de comparar, etiquetar, explicar, evaluar, distinguir y sólo contempla lo que hay. Se abre a lo que hay. Y tanto se abre, que se convierte en eso que percibe.

Observa que una actitud no es un pensamiento, aunque te puedes percatar de ella mentalmente. Es una disposición. Puedes estar en medio de un gran barullo, físico o mental, y asumir esta disposición: “acepto lo que hay “. Descubrirás que desde esa disposición de apertura, de aceptación, de no juicio, emerge el silencio más profundo, más acogedor en tu interior.

La vida suena y tú te puedes abrir a ella desde el silencio profundo y acogedor que hay en ti, aliándote con ella, instante a instante.

LV.