TESTIMONIOS: Ayuda transpersonal a una amiga en un momento difícil

Este es el relato de Miguel, un alumno de la Formación presencial. En él nos comparte cómo puede acompañar de una forma profunda y transformadora a una amiga suya, para permitir que en ella se expanda la conciencia ante una situación vital difícil:

Recibo un whatsapp de Belén, una muy buena amiga que dice: “Miguel, S.O.S, estoy fatal. Ahora no puedo hablar. Mañana puedes quedar?”
 
Entonces iniciamos una breve correspondencia de mensajes, donde me dice que no puede hablar en ese momento pues está al lado de Pedro, su marido, quién también está fatal y no quiere que éste se entere de que ella está mal por verle a él así. Belén dice textualmente “estoy llegando al límite”.
 
Pedro, es médico y tiene guardia el viernes noche así que Belén le dice que se viene a mi casa a cenar y que se quedará a dormir.
 
El viernes por la tarde Belén acude a mi casa con la cara desencajada y con un nudo en la garganta me cuenta su preocupación.
 
Pedro es 13 años mayor que Belén, cirujano pediátrico, separado y con 3 hijos de 20, 17 y 14 años, quiénes viven con la madre excepto fines de semana alternos y vacaciones que están con Pedro y Belén.
En su separación, su hijo pequeño apenas tenía 2 años. Desde entonces Pedro y su ex mujer se han “comunicado” por escrito y en mayúsculas, o ante un abogado.
 
Belén y Pedro se casan hace unos 4 años, tras otros tantos de noviazgo. Siguen muy enamorados.
Tanto Pedro como su ex, vienen de dos familias con un alto nivel adquisitivo y de “renombre”… y además ella de una saga de cargos jurídicos, que parece ser que influye en la altísima manutención que el juez dictamina que Pedro tenga que pasar a su ex, lo que, por primera vez en su vida, le obliga a tomar conciencia del control de gastos. En años posteriores tuvo que ir apretándose cada vez un poco mas el cinturón, hasta que finalmente con la aparición de los recortes en sanidad por la crisis económica, le llevan al punto de que el mes pasado se queda sin trabajo pese a su intachable trayectoria.
A partir de ese momento, su única fuente de ingreso serán las guardias o sustituciones que le permitan hacer, ya que Belén también se quedó sin trabajo 4 meses antes.
 
Dicho esto, Belén me dice que cada vez que Pedro ha intentado explicar a sus hijos la difícil situación que se les presenta, éstos reaccionan a la defensiva, recriminándole que hace tiempo que vienen “sufriendo” sus recortes en viajes, fiestas, ropa, etc… viendo que al resto de sus amigos les ocurre lo contrario… que es un egoísta y que cuál va a ser el próximo recorte… y que su pobre madre no puede con todo. A ver si se va a pensar que se van a dejar sus estudios y a ponerse a trabajar en un supermercado… “para eso no habernos tenido”…
Pedro no soporta ese egoísmo tan brutal y en sus últimos encuentros también reacciona con reproches cada vez mas subidos de tono.
 
Belén siempre ha intentado mantenerse al margen del problema entre Pedro y su ex, así como de los daños colaterales en sus hijos.
Al mismo tiempo ha hecho grandísimos esfuerzos por esquivar la contaminación que los hijos traían a casa, ejercida por la madre, lo que con el tiempo, ha conseguido que se gane el cariño mas sincero de los hijos, además de traer una paz enorme en la casa que, sin embargo, ahora parecen esfumarse de repente.
 
Mientras Pedro le cuenta a Belén la última bronca mantenida con sus hijos, éste pierde los papeles y grita “son unos egoístas hijos de puta”!!…
 
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Mientras Belén me iba contando los últimos acontecimientos, en un momento dado rompe a llorar.
Yo con todo el dolor de mi corazón, me contengo en consolarla para no alimentar su drama personal, (salvo que viera que fuera a mas). Pero entonces se repone y continúa hablando.
 
Durante el largo tiempo en el que ella narra la frustración y rabia que siente por la situación que se les avecina, la reacción de los hijos y la actitud de la ex, empiezo a poner en marcha mis mecanismos de análisis y razonamiento para intentar ayudarla.  Empiezo a buscar en mi cabeza pistas aprendidas en psicología transpersonal y me imagino buscando en mis apuntes en busca de pautas.  
Entonces empiezo a sudar y empieza a sonar mi eterna canción… “yo no soy capaz… cómo voy a ayudar yo a alguien si no tengo ni idea… no estoy a la altura… vaya responsabilidad… etc etc…”
 
Y entonces, recuerdo el whatsapp de mi querida Sachita, cuándo le dije que anulaba nuestra cita para atender a Belén. En él, sencillamente me decía “dale tu presencia a tu amiga, para que resuene en ella tu conciencia”.
 
Así que, de repente, me tragué esa pelota que tenía en mi estómago con todos los argumentos que estaba deseoso de vomitar. Argumentos todos con la etiqueta “Yo de ti”… lo que yo haría… tienes que…”   Y dejo de centrar la atención en mi intelecto, para hacerlo en el corazón. Solicito mentalmente ayuda a la conciencia universal y me dejo llevar… y me sale lo siguiente:
 
Le pregunto a Belén si ella le ha transmitido a Pedro, lo preocupada que está por él. Y me dice que no. Que no quiere cargarle con un peso mas.
Y que si Pedro le ha transmitido a sus hijos lo preocupado que está él. Y me dice que no. Que tampoco quiere cargarles con ese peso.
 
Así que le digo que, como todos están anclados a la razón y a la rabia, sin expresar realmente lo que les duele o lo que necesitan, es como si ella estuviera hablando en chino, él en japonés y los hijos en Austrohúngaro…
 
Y que por no enterarse unos de otros, ni Belén ni Pedro están viendo que, mas allá de la percepción individual de cada uno, en la que siempre pensamos que el resto del mundo es el culpable de todo y el que actúa mal, no están viendo que esos hijos son el reflejo de la enajenada madre y también el reflejo de la ausencia de comunicación sincera del Padre, mas allá de querer darles lo mejor en forma material.
Y que Pedro es el reflejo de la comunicación que aprendiera en su familia. Y que incluso la propia madre es el reflejo de lo que ha aprendido en la suya.
Y que todos actúan de la única manera que saben y conocen pensando que es la manera correcta.
 
Así que le pregunto (a pesar de saberlo ya), qué sienten los hijos por su padre y viceversa y si realmente ella siente que son unos hijos de tal…
 
Entonces con los ojos muy abiertos me empieza a mostrar con orgullo que en realidad los hijos admiran a su padre y cómo éste ha aprendido a compartir con ellos ya como proyectos de adultos y sobretodo disfrutando.
Yo le recuerdo que los hijos han recibido de sus padres TODO en esta vida, o al menos TODO lo material… y que si les han estado hablando toda la vida en chino, hay tener en cuenta que de la noche a la mañana no van a entender que se les quite ese TODO MATERIAL para empezar a hablarles en Japonés. Y que por eso hay que enseñarles…
Pero para que sean receptivos a entender el japonés, antes Pedro tiene que compartir con ellos lo que siente, es decir, su miedo y decirles que necesita su apoyo. De hecho, le digo que, quizás lo mejor que podría pasarle, es que se derrumbara delante de sus hijos y así éstos borraran la figura fuerte e inexpugnable de su padre, para ver a su PADRE ser querido y sintiente.
 
A partir de este momento, Belén cesa de hablar mal de unos y de otros, para empezar a hablar bien. De lo orgullosa que están los dos de cómo los hijos han aceptado a Belén y de los buenos chicos que son pese a todo y no para de hablar, aunque ahora es para elogiarlos a ellos y a su marido.
 
Belén habló largo y tendido con Pedro y consiguió (no sin poco esfuerzo) que éste se olvidara de los razonamientos y las culpabilidades, para hablar desde el sentimiento.
 
Dos días mas tarde, tenía lugar la reunión en la que, como Pedro había previsto la semana anterior, se reunía con sus hijos para explicarles que, por primera vez, no iba a poder pasarle la pensión a su madre, pues ni siquiera sabía cómo pagar la hipoteca y llegar a fin de mes. Que seguramente tengan que cambiarse de casa, sabiendo que ellos adoran esa casa y que por supuesto no va a poder pagarles absolutamente nada de lo que hasta ese momento para los hijos son necesidades básicas y para el padre (y para el resto del mundo) caprichos innecesarios, etc…
 
Los hijos acudieron a esa cita armados hasta los dientes, con sus argumentos fuertes e hirientes, alimentados de nuevo por el rencor y la incomprensión de la madre, quién sigue adoptando el papel de víctima y esposa abandonada.
 
Pero para sorpresa de Pedro, cuándo éstos empezaron a cargar sus armas, éste empezó transmitiéndoles el miedo que tenía y que no sabía lo que iba a pasar y que por eso necesitaba su apoyo. Necesitaba que estuvieran juntos en esto, por que sino, no lo iba a soportar…
Pero aunque se lo dijo con palabras que salía de su boca, en realidad se lo estaba diciendo desde el corazón.
Y de repente, notó como todas las armas caían al suelo y todo dio un giro de 360 grados que recondujo el problema hacia una conversación. Hacia un compartir. Hacia un sentir. Pues los hijos por primera vez, habían sentido las ondas que salían del corazón de su padre y no las que salían desde su cerebro.
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El problema no ha acabado. El problema está ahí y continúa. Pero Pedro siente que si tiene el apoyo sincero de sus hijos, saldrán de uno u otro modo…
 
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Y yo… Yo sigo dando gracias al cielo por haberme aportado ese punto de cordura emocional, ayudándome a desactivar la mente y activar el corazón.
De repente he aprendido el significado de “transpersonal”.
Y aunque supongo que seguiré arrastrando miedos y dudas, ahora sé que, si sigo constante con la meditación, si confío y le pongo la intención, vendrá ese halo de luz en el momento necesitado.
 
Muchas gracias
Miguel